Contrapunto al Viernes

-Me han dicho que a usted le gustaba mucho esta sentencia de Alan Watts:

“Yo no filosofo por amor a la filosofía, sino porque estoy admirado del mundo y quisiera que otros compartieran esta admiración.”
-Sí, me gusta esa sentencia. Es la sentencia de un hombre libre.
-¿Piensa usted que admirarse del mundo es signo de libertad?
-Naturalmente.
-¡Pero elñ mundo es terrible, devorador, inhumano!
-Es usted un prisionero.
-¿Cómo? ¡Al contrario! ¡Manifiesto mi sentido crítico! ¡Doy prueba de un ideal!
-¿Usted encuentra al mundo odioso, insoportable? ¿Su inteligencia está convencida de ello?
¿Lo grita su corazón? Entonces ¿está usted aquí a disgusto? El que está en alguna parte a disgusto es un prisionero.
-Usted no me ha entendido. El mundo me espanta, pero deseo que cambie. Tal vez sea un prisionero, pero tengo esperanza.
-Y ¿Cómo cambiar el Mundo, por favor?
-Cambiando a los hombres.
-¿Cómo? ¿De qué manera?
-Con amor muy señor mío, ¡Sólo con amor!
-Entonces comience usted a cambiarse a si mismo. Usted me habla de amor desde el fondo de su detestación del mundo, En lugar de patalear por lo que pudiera ser, reconcíliese con lo que es. No creo en ese amor con el que usted enjuaga su amarga boca. Considere al mundo tal cual es, a los hombres tal como son. Y a falta de “Amor” al menos trate dfe comprender
-Pero ¡es preciso hacer algo por el mundo!
-¿Quiere usted hacer algo por el mundo?
-Pues ¡claro que sí!
-Entonces déle usted su asentimiento.

Del “Aprendizaje de la Serenidad” -Louis Pauwels- pp 8/11